Obituario para el maestro Ignacio Ramos Espinosa (1940 – 2022)

«Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando;

cuán presto se va el placer;

cómo después de acordado

da dolor;

cómo a nuestro parecer

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.»

Jorge Manrique

 Coplas por la muerte de su padre

El 15 de diciembre de 2022, falleció Ignacio Ramos Espinosa, profesor de la Facultad de Derecho. Se trataba de un hacedor, ya que hacía posble que quienes estuvieran a su alrededor lograran cumplir distintas clases de metas. En lo personal, tuve la enorme fortuna de ser su alumno en su clase de Derecho Administrativo y que luego fuera mi jefe en la Dirección Jurídica de la Secretaría de la Reforma Agraria; que con una llamada lograra que yo tuviera un asesor en materia penal para dirigir mi tesis de licenciatura y que durante los siguientes treinta años fuéramos muy amigos y nos encontráramos con frecuencia y harto gusto en la sala de profesores de la Facultad o en las comidas anuales de la misma institución.

Su trayectoria académica

El licenciado Ignacio Ramos Espinosa, era origina-rio de Coalcomán, Estado de Michoacán, obtuvo la licenciatura en derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y realizó estudios de postgrado en la misma Facultad y en el Instituí International D’ Administration Publique, París, Francia (IIAP). 

Su carrera profesional la desarrolló tanto en actividades académicas, como en los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y en el gobierno del Estado de Michoacán. Y añadiría que Michoacán se perdió de haber podido tener al mejor Gobernador de su historia.

En la UNAM se desempeñó como Secretario General de la Facultad de Derecho; Director del Seminario de Derecho Administrativo; Profesor Titular por Oposición en las materias de Teoría Económica y Derecho Administrativo, desde 1970; fue además profesor de las Facultades de Ciencias Políticas y Sociales y de Economía en la propia Universidad Nacional. Como Decano del Consejo Técnico de la Facultad de Derecho, desempeñó el cargo de Presidente del Tribunal Universitario de la UNAM, en el periodo de 2000 a 2006.

En la Administración Pública Federal ocupó diversos cargos, entre los que se destacan: Coordinador Jurídico de la Subsecretaría de Industria, en la entonces Secretaria de Industria y Comercio, ahora Secretaría de Economía; Director Jurídico del Mandato de Bienes Asegurados de Nacional Financiera, SNC; Asesor Jurídico del Secretario de Pesca; Director General Jurídico de la Secretaría de la Reforma Agraria; Coordinador Jurídico y de Control de Inmigración del Instituto Nacional de Migración; y Director General Jurídico Adjunto en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.

En su estado natal, fungió como Secretario de Educación y Director Responsable de la Unidad de Servicios Educativos a Descentralizar de la Secretaría de Educación Publica.

En el Poder Legislativo Federal fue Asesor del Oficial Mayor del Senado de la República en la LII Legislatura y resultó electo Diputado Federal para la LIII Legislatura, representando al XIII Distrito Electoral Federal de su Estado. 

1er. Vicepresidente de la Cámara de Diputados durante el mes de diciembre de 1987 y formó parte de la Delegación de Parlamentarios Mexicanos, en la Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, en febrero de 1988. De aquélla época data la fabulosa fotografía que llevaba a las distintas oficinas donde trabajaba, donde aparecía con el Presidente americano Ronald Reagan.

Es autor de las siguientes obras: Aspectos Legales de la Promoción Industrial; Compilación Sobre el Marco Jurídico de la Promoción Industrial en México; Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (cofipe) Comentado; y de “Introducción a la Teoría Económica”, Porrúa.

En su desarrollo profesional, fue coordinador, entre otras, de los proyectos de Iniciativas de: Ley Federal de Pesca y su Reglamento; Reformas a la Ley General de Población y su Reglamento; Ley de Organizaciones Ganaderas y su Reglamento; Ley Federal de Variedades Vegetales y su Reglamento; Ley de Fomento y Desarrollo de la Cafeticultura.

¿Por qué “un hacedor”?

En mi vida profesional he conocido a muy pocos servidores públicos con verdadera vocación por aportar toda su capacidad y bagaje en el área que les es encomendada. El maestro Ramos Espinosa era uno de ellos. Aportaba con enorme generosidad e inteligencia todo cuanto le era posible para obtener los mejores resultados. Confiaba en el dato duro, en la eficiencia del personal y en el óptimo aprovechamiento de los recursos que tenía a su cargo.

Como profesor, se entregaba a la clase con algo más que la mera lección, tenía la anécdota exacta y, ¿cómo no recordarlo con interés? Se sabía todos los entramados palaciegos y nos los ministraba en dosis pequeñas, como un premio a la atención que le mostrábamos en su cátedra tempranera.

            Luego de ser mi profesor, una mañana de septiembre de 1992 me preguntó si yo tenía trabajo. Le contesté que no, formalmente no. Y me dijo, preséntate el 17 a la Dirección Jurídica de la entonces Secretaría de la Reforma Agraria, allá en la calle de Azafrán. Me dio un lugar ahí para atender la ejecución de amparos. Durante aquélla época de oficina, entre tantos papeles, papel carbón y máquinas de escribir, logré ganarme un puesto que no existía: hacer los recursos de queja. Y luego, tuve la oportunidad de atender un caso que podría haber escalado al ámbito penal. Fue un año de grandes enseñanzas. 

            Cuando le manifesté que no tenía quien me dirigiera la tesis de licenciatura, tomó el teléfono, le llamó al maestro Mario Alberto Torres López y me dijo: Ya tienes asesor. También firmó una de mis primeras cartas de recomendación. Al decir que era un hacedor me refiero a que no solo lograba cambiar las áreas de trabajo para dinamizarlas, cambiaba la situación real de trabajadores y alumnos. No pocos profesores lo recuerdan dando las primeras oportunidades como Secretario de la Facultad de Derecho para incorporarse a la cátedra, pues de esa manera le dio sentido a mi vida profesional, aunque yo tenía desde entonces la inquietud por el Derecho Penal y el Amparo.

            Treinta años de amistad nos unieron, estuvo presente cuando recibi algunos de mis reconocimientos, celebraba que siguiera escribiendo y en no pocos libros están mis testimonios de gratitud a su persona. 

            En los últimos años nos veíamos en la sala de profesores, conversábamos un poco, me regalaba la continuación de esas anécdotas que tenía y luego vino la pandemia. No hubo un adiós. Pero sirvan estas líneas para recordarle y agradecerle tanto, como tantos que podrían hacer propias estas palabras.

            Hasta otro día, maestro.