Obituario para el maestro Ignacio Ramos Espinosa (1940 – 2022)

«Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte

contemplando cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte

tan callando;

cuán presto se va el placer;

cómo después de acordado

da dolor;

cómo a nuestro parecer

cualquiera tiempo pasado

fue mejor.»

Jorge Manrique

 Coplas por la muerte de su padre

El 15 de diciembre de 2022, falleció Ignacio Ramos Espinosa, profesor de la Facultad de Derecho. Se trataba de un hacedor, ya que hacía posble que quienes estuvieran a su alrededor lograran cumplir distintas clases de metas. En lo personal, tuve la enorme fortuna de ser su alumno en su clase de Derecho Administrativo y que luego fuera mi jefe en la Dirección Jurídica de la Secretaría de la Reforma Agraria; que con una llamada lograra que yo tuviera un asesor en materia penal para dirigir mi tesis de licenciatura y que durante los siguientes treinta años fuéramos muy amigos y nos encontráramos con frecuencia y harto gusto en la sala de profesores de la Facultad o en las comidas anuales de la misma institución.

Su trayectoria académica

El licenciado Ignacio Ramos Espinosa, era origina-rio de Coalcomán, Estado de Michoacán, obtuvo la licenciatura en derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y realizó estudios de postgrado en la misma Facultad y en el Instituí International D’ Administration Publique, París, Francia (IIAP). 

Su carrera profesional la desarrolló tanto en actividades académicas, como en los poderes Ejecutivo y Legislativo federales y en el gobierno del Estado de Michoacán. Y añadiría que Michoacán se perdió de haber podido tener al mejor Gobernador de su historia.

En la UNAM se desempeñó como Secretario General de la Facultad de Derecho; Director del Seminario de Derecho Administrativo; Profesor Titular por Oposición en las materias de Teoría Económica y Derecho Administrativo, desde 1970; fue además profesor de las Facultades de Ciencias Políticas y Sociales y de Economía en la propia Universidad Nacional. Como Decano del Consejo Técnico de la Facultad de Derecho, desempeñó el cargo de Presidente del Tribunal Universitario de la UNAM, en el periodo de 2000 a 2006.

En la Administración Pública Federal ocupó diversos cargos, entre los que se destacan: Coordinador Jurídico de la Subsecretaría de Industria, en la entonces Secretaria de Industria y Comercio, ahora Secretaría de Economía; Director Jurídico del Mandato de Bienes Asegurados de Nacional Financiera, SNC; Asesor Jurídico del Secretario de Pesca; Director General Jurídico de la Secretaría de la Reforma Agraria; Coordinador Jurídico y de Control de Inmigración del Instituto Nacional de Migración; y Director General Jurídico Adjunto en la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.

En su estado natal, fungió como Secretario de Educación y Director Responsable de la Unidad de Servicios Educativos a Descentralizar de la Secretaría de Educación Publica.

En el Poder Legislativo Federal fue Asesor del Oficial Mayor del Senado de la República en la LII Legislatura y resultó electo Diputado Federal para la LIII Legislatura, representando al XIII Distrito Electoral Federal de su Estado. 

1er. Vicepresidente de la Cámara de Diputados durante el mes de diciembre de 1987 y formó parte de la Delegación de Parlamentarios Mexicanos, en la Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, en febrero de 1988. De aquélla época data la fabulosa fotografía que llevaba a las distintas oficinas donde trabajaba, donde aparecía con el Presidente americano Ronald Reagan.

Es autor de las siguientes obras: Aspectos Legales de la Promoción Industrial; Compilación Sobre el Marco Jurídico de la Promoción Industrial en México; Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (cofipe) Comentado; y de “Introducción a la Teoría Económica”, Porrúa.

En su desarrollo profesional, fue coordinador, entre otras, de los proyectos de Iniciativas de: Ley Federal de Pesca y su Reglamento; Reformas a la Ley General de Población y su Reglamento; Ley de Organizaciones Ganaderas y su Reglamento; Ley Federal de Variedades Vegetales y su Reglamento; Ley de Fomento y Desarrollo de la Cafeticultura.

¿Por qué “un hacedor”?

En mi vida profesional he conocido a muy pocos servidores públicos con verdadera vocación por aportar toda su capacidad y bagaje en el área que les es encomendada. El maestro Ramos Espinosa era uno de ellos. Aportaba con enorme generosidad e inteligencia todo cuanto le era posible para obtener los mejores resultados. Confiaba en el dato duro, en la eficiencia del personal y en el óptimo aprovechamiento de los recursos que tenía a su cargo.

Como profesor, se entregaba a la clase con algo más que la mera lección, tenía la anécdota exacta y, ¿cómo no recordarlo con interés? Se sabía todos los entramados palaciegos y nos los ministraba en dosis pequeñas, como un premio a la atención que le mostrábamos en su cátedra tempranera.

            Luego de ser mi profesor, una mañana de septiembre de 1992 me preguntó si yo tenía trabajo. Le contesté que no, formalmente no. Y me dijo, preséntate el 17 a la Dirección Jurídica de la entonces Secretaría de la Reforma Agraria, allá en la calle de Azafrán. Me dio un lugar ahí para atender la ejecución de amparos. Durante aquélla época de oficina, entre tantos papeles, papel carbón y máquinas de escribir, logré ganarme un puesto que no existía: hacer los recursos de queja. Y luego, tuve la oportunidad de atender un caso que podría haber escalado al ámbito penal. Fue un año de grandes enseñanzas. 

            Cuando le manifesté que no tenía quien me dirigiera la tesis de licenciatura, tomó el teléfono, le llamó al maestro Mario Alberto Torres López y me dijo: Ya tienes asesor. También firmó una de mis primeras cartas de recomendación. Al decir que era un hacedor me refiero a que no solo lograba cambiar las áreas de trabajo para dinamizarlas, cambiaba la situación real de trabajadores y alumnos. No pocos profesores lo recuerdan dando las primeras oportunidades como Secretario de la Facultad de Derecho para incorporarse a la cátedra, pues de esa manera le dio sentido a mi vida profesional, aunque yo tenía desde entonces la inquietud por el Derecho Penal y el Amparo.

            Treinta años de amistad nos unieron, estuvo presente cuando recibi algunos de mis reconocimientos, celebraba que siguiera escribiendo y en no pocos libros están mis testimonios de gratitud a su persona. 

            En los últimos años nos veíamos en la sala de profesores, conversábamos un poco, me regalaba la continuación de esas anécdotas que tenía y luego vino la pandemia. No hubo un adiós. Pero sirvan estas líneas para recordarle y agradecerle tanto, como tantos que podrían hacer propias estas palabras.

            Hasta otro día, maestro.

La muerte de Julio César (44 a.C.) Los idus de marzo.

¡Acordaos de marzo, acordaos de los Idus de marzo! ¿No fue por hacer justicia por lo que corrió sangre del gran Julio? ¿Qué miserable tocó su cuerpo y lo hirió que no fuera por justicia? ¡Qué! ¿Habrá alguno de nosotros, los que inmolamos al hombre más grande de todo el universo porque amparó bandidos, que manche ahora sus dedos con bajos sobornos y venda la elevada mansión de nuestros amplios honores, por la vil basura que así puede obtenerse? ¡Antes que semejante romano, preferiría ser un perro y ladrar a la Luna!

William Shakespeare, Julio César.

El asesinato de Julio César[1] es considerado como un tiranicidio. Sus aspiraciones fueron segadas a las escaleras del Senado. Resulta relevante para el Derecho Penal desde la denominación: se trataba un homicidio de lesa majestad y se le llamó, por cuestiones eminentemente políticas, “tiranicidio” (como si llamarle así diera lugar a justificar la muerte del César). A pesar de estar debidamente identificados los perpetradores, su final no ocurrió exactamente ante la justicia.

            Y, en el desarrollo de los hechos, por supuesto, destaca la figura de Bruto, a quien el propio Julio César se dirige, pues considera a dicho sujeto como un traidor. (Hoy en día la figura de la traición constituye una calificativa, pues el Derecho Penal es valorativo y la traición es justo lo contrario de lo que una sociedad puede admitir.)          Al llegar al Senado, sus agresores fueron a su encuentro. Fueron 23 puñaladas las que infligieron sobre el dictador.

            Thorton Wilder (autor de El Puente de San Luis Rey), retoma la crónica de aquellos hechos en su libro Los idus de marzo y describe la muerte de Julio César por quienes conspiraron en su contra.[2]

            Lo paradójico es que se emitiera una moneda conmemorativa del asesinato de Julio César.

LXXII. De Calpurnia a su hermana Lucía

[15 de marzo]

Cada día previo a su marcha adquiere nuevo y acrecentado valor. Me avergüenza no haber comprendido antes con más claridad toda la entereza que exige ser esposa de un soldado.

Ayer por la noche comimos con Lépido y Sextilia. Estaba también Cicerón, y la reunión resultó muy alegre. Mi esposo me dijo después que nunca había sentido tanta amistad hacia Cicerón ni de su parte, y eso que discutieron tan agriamente que Lépido no sabía adónde mirar. César hizo un relato de la revolución de Catilina como si se hubiese tratado de una conspiración de ratones contra un gatazo receloso llamado Cicerón, y para ilustrarlo se levantó de la mesa y empezó a pasearse por la estancia registrando los rincones. Sextilia se rio tanto, que le dio un calambre en el costado.

Cada día descubro en mi marido a un hombre diferente.

Nos retiramos temprano, antes de oscurecer, y me pidió que le permitiese mostrarme ciertos lugares de la ciudad particularmente amados. Yo estaba ansiosa por hallarme bajo techo, como te podrás imaginar, pero he aprendido a no suplicarle que sea prudente. Sé que tiene absoluta conciencia del peligro y que corre esos riesgos con toda lucidez. Caminaba junto a mi litera seguido por unos pocos guardias. Le llamé la atención sobre un enorme etíope que también parecía seguirnos, y me explicó que en cierta oportunidad había prometido a la Reina de Egipto que nunca pondría objeciones a la presencia de este servidor y que desde entonces el negro había aparecido y desaparecido misteriosamente infinidad de veces, permaneciendo en algunas  ocasiones parado frente a nuestra casa toda la noche, y otras siguiéndolo tres días seguidos. Es una figura siniestra, pero mi esposo parece haberse encariñado con él y en varias oportunidades le dirigió la palabra.

Se estaba levantando un poco de viento, anunciador de una tormenta próxima. Bajamos la colina y recorrimos el foro, deteniéndonos aquí y allá para que él recordara un momento de la historia o de su propia vida.

¡Como posa su mano sobre lo que ama y cómo inquiere en mis ojos para asegurarse de que comparto su evocación!

Caminamos por las callejas oscuras y me señaló la casa donde había vivido diez años en su juventud. Después nos paramos al pie del Capitolio, y ni siquiera cuando estalló la tempestad y los paseantes se dispersaron como hojas barridas por el viento apresuró su paso. Me hizo beber de la fuente Real [que tenía fama de conceder fecundidad].

¿Cómo es posible que me sienta la más feliz de las mujeres y esté al mismo tiempo tan embargada de presentimientos sombríos?

Nuestra pequeña excursión fue una cabal imprudencia y ambos pasamos la más agitadas de las noches. Yo soñé que el tímpano del edificio se desplomaba por la tormenta y caía hecho pedazos sobre el piso, y cuando desperté le oí murmurar a mi lado. Él se despertó también, me arrojó los brazos al cuello, y pude sentir entonces el palpitar furioso de su corazón.

¡Oh, que los Dioses Inmortales nos protejan!

Esta mañana parece no estar bien. Se había vestido ya del todo y estaba completamente listo para ir al Senado cuando cambió de propósito. Volvió un momento a su despacho, y allí se quedó dormido, cosa que, según me dicen sus secretarios, no le había ocurrido jamás.

Ahora se ha despertado y acaba de salir. Debo apresurarme a prepararlo todo para los huéspedes de esta noche.

Estoy avergonzada de esta carta tan femenina.

Extracto de las Vidas de los Césares, de Suetonio. Libro I

[Escrito probablemente unos setenta y cinco años más tarde]

Cuando César se sentó, los conspiradores se apretujaron en torno de él y Tulio Cimber, que se había puesto a la cabeza de ellos, se acercó como para hacerle una pregunta. Como César, con un ademán, tratase de mantenerlo a distancia, Cimber lo asió de la toga por ambos hombros, y al exclamar aquél: «¡Pero esto es violencia!», uno de los Casca, que estaba de pie a su lado, le hundió la daga por debajo de la garganta. César cogió el brazo de Casca y le clavó su cálamo, pero cuando trató de incorporarse fue detenido por otra puñalada. Al verse rodeado por todas partes se envolvió la cabeza en la túnica, recogiendo al mismo tiempo los pliegues con la mano izquierda alrededor de sus pies para que la parte inferior de su cuerpo quedase decorosamente cubierta en su caída.

Así lo apuñalaron veintitrés veces. Él no pronunció palabra, y sólo se le oyó murmurar ante el primer golpe, aunque ciertos autores han sostenido que, cuando Marco Bruto se le arrojo encima, exclamó en griego: «¡Tú también, hijo mío!».

Todos los conspiradores se retiraron dejándolo tendido en el suelo, muerto.

Por último, tres esclavos comunes lo metieron en una litera y lo transportaron a su casa, con un brazo pendiente a uno de los lados.

Antístenes, el médico, declaró que de todas las heridas solamente la segunda, en el pecho, habría resultado mortal.[3]

            El bisnieto de Julio César, Octavio, quien gobernaría bajo el nombre de Augusto accedería al poder, con lo que terminaron los quinientos años de la República.

Imagen «La muerte de Julio César» (Vincenzo Camuccini, 1798)


[1]  A finales de septiembre del año 46 a.C., a lo largo de casi dos semanas, Julio César celebró en Roma su éxito en cuatro guerras libradas en los años anteriores: en las Galias, en Egipto, en el Ponto y en África. Cubierto con un manto púrpura bordado en oro recorrió la ciudad de Roma montado en una cuadriga y acompañado de varios carros que exhibían al pueblo el cuantioso botín conseguido. Nunca se había visto en Roma una celebración tan grandiosa como aquélla.

Casi dos años después, el 15 de marzo del año 44 a.C. cayó asesinado en el Senado, víctima de una conspiración orquestada por un grupo de senadores opuestos a sus ambiciones autocráticas. Cayo Casio, Marco Junio Bruto, Décimo Junio y un grupo de más de sesenta personas, los llamados Libertadores, materializaron su funesto plan, durante los idus de marzo, cuando César se hallaba junto a la estatua de Pompeyo, a quien, paradojas del destino, había derrotado cuatro años atrás en la batalla de Farsalia, en Grecia. Tilio Cimbro y Servilio Casca le asestaron los primeros golpes, a los que siguieron varias puñaladas que acabaron con su vida (véase: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/asesinato-cesar-idus-marzo_7106 ).

[2] Antonio, Lépido y Octavio ―miembros del segundo triunvirato que sucedió a la dictadura de César― ordenaron el ajusticiamiento de prácticamente todos los que conspiraron en el magnicidio (véase: https://www.xlsemanal.com/conocer/historia/20190627/muerte-julio-cesar-roma-asesinato.html).

[3] Thorton Wilder, Los idus de marzo, Alianza, Buenos Aires, 2002,  pp. 260-262.

Recomendación fílmica: «la mula»

Gracias a Alejandro Porte Petit por la recomendación.

“La mula”[1]

Un caso que pasó de ignorancia deliberada a no exigibilidad.

¿Ignorancia deliberada?

Un ejemplo de ignoracia deliberada lo podemos encontrar en la película “La mula” (basada en un hecho real)[2], dentro de la cual, un hombre octagenario es contratado para llevar cargamento de un estado a otro (en los Estados Unidos) por lo cual es bien pagado.[3]

            En los primeros envíos decide no saber qué lleva en la caja de su camioneta, aunque alberga muchas sospechas no solo por la apariencia de las personas a las que sirve (sujetos armados, escondidos en garajes, etcétera) además de las ingentes ganancias que ello le genera.

            En uno de esos viajes, decide revisar la carga a media carretera. Al percatarse de que se trata de droga, ya no es ignorante de los hechos en que sirve. Pero, una vez que es consciente de ello, sus propios empleadores lo amenazan para que siga cumpliendo. Y a pesar de que no hay ya ignorancia deliberada, el sujeto queda en un nicho de inexigibilidad de la conducta.

            Spoiler alert

            Al momento de su detención, Earl se encuentra golpeado. Casi es asesinado por los miembros del cartel que le dan una última oportunidad para que haga su última entrega, bajo amenaza.

            Sin embargo, es sentenciado debido a que se declara culpable. 


[1] ‘Mula’: Clint Eastwood se despide de nosotros haciéndonos llorar. El director estadounidense firma la que podría ser su última película como actor, un ‘thriller’ dramático en el que se convierte en un octogenario traficante de droga Clint Eastwood vuelve a dirigir y a protagonizar una película en ‘Mula’. (Warner) Por  EL CONFIDENCIAL. Para lo que se anuncia como su despedida como actor de la gran pantalla, Clint Eastwood ha escogido interpretar a un personaje a primera vista sorprendente. Inspirada en un caso real, ‘Mula’ resigue la historia de Earl Stone, un veterano de la guerra de Corea ya octogenario que, cuando se ve obligado a cerrar su negocio de horticultura por la competencia que le supone internet, decide aceptar una oferta para transportar droga a las órdenes de un cartel mexicano. ‘A priori’, Earl parece el perfil menos adecuado para meterse en el tráfico de estupefacientes. Pero es precisamente este aspecto, el hecho de que se trata de un hombre mayor blanco alejado del estereotipo de ‘mula’, lo que le convierte en el conductor ideal, aquel al que nunca van a parar los agentes de la DEA. Earl se espabila con el trabajo e incluso sus decisiones un tanto heterodoxas resultan eficaces para esquivar a los agentes. Para el protagonista, estos encargos suponen la oportunidad de ganar un dinero con el que intenta compensar años de desatención a su esposa, hija y nieta.

‘Mula’ no pretende erigirse como un ‘thriller’ en que Eastwood reformula desde lo crepuscular la figura del (anti)héroe de acción. El contexto del tráfico de drogas, en este caso, permite al director y al guionista, Nick Schenk, llevar a cabo un retrato del racismo en Estados Unidos. Ya en ‘Gran Torino’, la anterior colaboración entre ambos, Eastwood encarnaba a un estadounidense con prejuicios que, a través de su relación con sus vecinos de origen Hmong, acababa posicionándose en la idea de que la filiación y la transmisión del legado cultural nada tienen que ver con los lazos consanguíneos ni las nacionalidades de toda la vida. 

Earl empieza a trabajar de ‘mula’ para ganar algo de dinero. 

En ‘Mula’, Eastwood repite en parte este rol de estadounidense vieja escuela que confraterniza con los integrantes de una minoría cultural en Estados Unidos. Su personaje acepta la labor de transportista de droga sin demasiados escrúpulos, y en este sentido no se sitúa en ningún momento en un plano de superioridad moral respecto a los integrantes del cartel. Además, Earl acaba encarnando por pasiva la demostración palpable del racismo por parte de las autoridades y los cuerpos de seguridad norteamericanos. 

El protagonista es la mula perfecta no solo porque nadie se imagina a un octogenario traficando con droga. Sobre todo porque representa la imagen tradicional de norteamericano blanco con la que no se asocia este negocio. Para subrayar este posicionamiento, destaca la escena en que los policías dejan pasar a Earl y paran un coche con un conductor de origen latinoamericano. El hombre esgrime asustado las estadísticas que confirman que para personas cómo él esta situación en concreto es la que les supone una mayor probabilidad de acabar muertos.

Pero Earl es también un anciano que ve cómo se desmorona el mundo tal y como lo había conocido hasta entonces. Las comunidades en las que se integraba, las ferias de horticultura o los fines de semana de polca en el centro de veteranos, se ven liquidados o al borde del cierre a causa de un modelo económico cada vez más implacable con los ciudadanos. A este retrato crepuscular de Estados Unidos, Eastwood añade una perspectiva mucho más emocional en torno a un personaje que, en los últimos años de su existencia, se da cuenta de que llevó a cabo un gran error vital. Earl privilegió el trabajo por encima de su familia, y ahora su esposa y su hija no quieren ni dirigirle la palabra. El anciano intentará poner remedio a la situación. 

En el inicio de ‘Sin perdón’, Clint Eastwood presentaba a su personaje como un granjero bregando con su ganado entre el estiércol, una imagen poco acorde con la de tipo duro con que se le solía asociar. En ‘Mula’, lo vemos por primera vez cultivando lirios de día, otro atributo poco habitual para este tipo de héroes masculinos. Aunque algunos de sus fans más acérrimos vieron en su drama ‘Los puentes de Madison’ una especie de borrón inexplicable en el sobrio expediente del actor de ‘Harry el sucio’, lo cierto es que ya hace un par décadas como mínimo que las películas de Eastwood están tocadas no solo por cierto tono melancólico, también por un profundo calado emocional. 

Formularia en su dimensión de ‘thriller’ policíaco y sin la fuerza cinematográfica del wéstern antes citado o tantos otros filmes del director, ‘Mula’ no dejaría de ser un filme correcto con protagonista insólito (y un tanto autocomplaciente) si no fuera, primero, por la presencia del propio Eastwood. El actor estadounidense, el último clásico del cine contemporáneo, inyecta a la película a través de su propio cuerpo envejecido y su rostro arrugado toda una carga histórica respecto al fin de una época. Además, Eastwood reserva un momento clave hacia el final para sacudir emocionalmente al espectador con un clímax dramático que expande su impacto a lo largo del resto del metraje. Eastwood siempre será el tipo duro que más nos ha hecho llorar. (consultado en: https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2019-03-08/mula-clint-eastwood-regreso-pelicula_1867662/ ).

[2] Leo Sharp luchó en la Segunda Guerra Mundial y recibió una Estrella de Bronce por su servicio. Posteriormente se convirtió en horticultor y administró una granja en Michigan City, donde vivió durante décadas. Aquejado por problemas financieros, empezó a transportar drogas entre la frontera sur y Detroit en un vehículo Lincoln Mark LT. Durante sus repetidos viajes llegó incluso a trasladar entre 100 y 300 kilogramos de cocaína.

En octubre de 2011, Sharp fue atrapado con 200 kilos de cocaína por la policía estatal de Míchigan durante una operación coordinada por la DEA. La investigación penal fue llevada a cabo por el fiscal adjunto Chris Graveline en el Distrito Este de Míchigan, y culminó con la acusación de 25 miembros de la organización, incluido Sharp.

Fue sentenciado a tres años de prisión, pero salió en 2015 debido a sus quebrantos de salud luego de pasar un año en la cárcel.

[3] The Mule (en EspañaMula) es una película estadounidense dramática de 2018 producida, dirigida y protagonizada por Clint Eastwood. Fue escrita por Nick Schenk y está basada en un artículo del New York Times sobre la historia real de Leo Sharp, un veterano de la segunda guerra mundial que a sus ochenta años se convirtió en traficante de drogas del Cártel de Sinaloa.

Discurso de ingreso a la Academia Mexicana de Ciencias Penales. 22 de julio de 2021 «Una aproximación al concepto de ignorancia deliberada».

Discurso de ingreso y respuesta 22 de julio de 2021

palabras con motivo del proyecto de Ley de la Fiscalía General de la República

Una vez que fue aprobado en el Senado de la República el proyecto de Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República y, habiendo pasado a la Cámara de Diputados para su revisión, fui invitado para hablar en especial de un tema que tanto nos preocupa en la academia: el futuro del Instituto Nacional de Ciencias Penales.

Estas fueron las palabras en la breve intervención:

Agradezco enormemente esta invitación para hablar del proyecto de Ley de la Fiscalía General de la República

No podría mejorar lo ya manifestado por el doctor Sergio García Ramírez, por lo que es doble mi gratitud para este foro.

A pesar de ser miembro del Instituto Nacional de Ciencias Penales y de sentirme profundamente comprometido con su historia y sus fines, comparezco a título personal y no en su representación para manifestar la preocupación por el futuro del INACIPE y también, en especial, por quienes laboran incansablemente desde muy temprano para hacer de este lugar un sitio sin par en América Latina.

      Hablo y quiero hablar por los investigadores, pero también por el personal administrativo que, en su conjunto le han dado brillo a las Ciencias Penales en nuestro País. Para tener certeza en el ámbito laboral a la luz de un nuevo estatuto.

      Hablo por ese lugar que hoy no cuenta con el liderazgo del maestro Gerardo Laveaga y que sin embargo continúa con una labor de excelencia en el ámbito de la educación y la investigación.

      Y me refiero en específico a esa posibilidad que se le da en la ley de ser un organismo con autonomía técnica y de gestión pero cuyo órgano de gobierno se prevé quede a cargo de la designación de la Fiscalía. 

      Una autonomía técnica y de gestión que obliga a renunciar a seguir siendo considerado como centro público de investigación, cuando lo deseable es que se mantuviera esa coordinación.

      Una autonomía relativa que anuncia en su artículo quinto transitorio a la terminación de relaciones laborales y en su caso, dispone de un servicio profesional de carrera, que no debería ser contrario de la continuación de las relaciones laborales y, que dada la naturaleza del instituto, no debería seguir las reglas del juego por no tener la misma naturaleza ni los fines que una fiscalía.

      Hablar de reclutamiento, capacitación, certificación inicial y permanente para los investigadores que leen, producen y dan conferencias sobre la frontera del conocimiento es algo impensable. 

      El Instituto Nacional de Ciencias Penales tuvo el infortunio de desaparecer de 1993 a 1996, la historia nos cuenta la necesidad que hubo de volverlo a crear, en las mismas instalaciones que ha ocupado desde 1976. 

Por sus aulas pasan como docentes y como alumnos, todos quienes intervenimos en el drama penal: jueces, magistrados, ministros, fiscales, defensores y, bajo ese ámbito, aprendemos de manera igualitaria las reglas del juego.

      Si la óptica cambia hacia el punto de vista de una fiscalía, y no hacia el Estado, se perderá más de lo que se gane. Se perderá esa visión crítica y constructiva con la que, como cuando llegamos a este lugar, solo pedimos un cubículo para hacer investigación independiente, para aportar, para construir, para dar miras de largo alcance, por supuesto, para buscar las soluciones a los problemas que vive nuestro país, no solo con la propuesta de endurecer procesos, aumentar penas, sino a través de mecanismos que incidan en la justicia penal.

Pasar por el INACIPE ha sido timbre de orgullo. Llevamos con nosotros esa responsabilidad y lo único que deseamos es que exista certeza en el ámbito en el que nos desarrollamos.

El INACIPE, como lo dijera Teodoro Roosevelt, hoy por hoy, hace lo que puede con lo que se tiene y de ello pueden dar cuenta sus miles de egresados, las publicaciones que salen de manera continua y las tantas instituciones federales y estatales que reciben capacitación para entender el sistema de justicia. 

No perdamos la oportunidad de seguir contando con una institución que, sin sesgos políticos, ha abierto sus puertas a todos y a todas y es orgullo de México en el concierto internacional.

No vengo a defender una causa perdida, pero quedaré satisfecho si puedo sembrar la posibilidad de que se reflexione sobre estos aspectos.

Muchas gracias

hacemos votos porque no sea un asunto de obvia resolución.

Aqui podrán encontrar la liga que permite el acceso al proyecto de ley como al programa del 14 de abril de 2021

Miguel Ángel Aguilar López (1954 – 2021)

“Yo no soy lo que me sucedió,

Yo soy lo que elegí ser”

Carl Jung

Vivimos tiempos extraordinarios; cada día nos llega otra mala noticia y en esta ocasión una funesta: se ha ido el magistrado Miguel Ángel Aguilar López. No hacía mucho que había iniciado su retiro con grandes expectativas y muchos proyectos que cumplir. 

Su historia de vida le avalaba para iniciar con mucha seguridad el nuevo camino. Aspiraba a liderar un instituto que fuese faro en las ciencias penales, como el Max Planck, decía. Inició con las conferencias, luego siguieron las cátedras; inauguró la sala de juicios orales a la que sus socios en esta empresa le pusieron su nombre; luego vino la parte más compleja: armar su editorial y, por último, lo que queda en el tintero: hacer investigación y propiciar que se hiciera investigación. 

Su sueño era grande, no se limitaba a las clases y los libros, porque eso ya lo hacían muchos. Aspiraba a dejar huella en las personas y por eso le preocupaba el bienestar de sus profesores y el de su equipo. Era un hombre con ideales, pero con los pies bien puestos en la tierra. Sabía lo que significaba forjarse a sí mismo. Él construyó su propia leyenda y si pudiéramos repetir la frase generacional, la cumpliría a cabalidad: era un producto del esfuerzo propio.

El magistrado de circuito en retiro fue juzgador mediante concurso de oposición en diversos órganos durante poco más de dos décadas, cuatro Tribunales Unitarios y cuatro Tribunales Colegiados. Juez de distrito mixto y juez de distrito en materia penal en la Ciudad de México; impartió cursos, cátedras y disertaciones en el Instituto de la Judicatura Federal (IJF), el Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP), el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otros, en el ámbito nacional e internacional, en temas sobre el sistema penal acusatorio, juicio de amparo, derecho penal, teoría del delito, combate a la delincuencia organizada, trata de personas, operaciones con recursos de procedencia ilícita, derechos humanos en materia penal, etc. También participó en la capacitación e integrado jurados de designación de jueces de distrito y magistrados de circuito; fue miembro del Comité Académico de la Escuela Judicial del Poder Judicial de la Federación.

            La trayectoria docente del magistrado Aguilar ha sido reconocida por instituciones como la UNAM y el Poder Judicial de la Federación (PJF), que en conjunto lo distinguieron por su labor de más de dos décadas en la impartición de justicia en materia penal. 

Su ámbito de actividades ocupa también la producción de obra especializada escrita: Presunción de inocencia. Derecho Humano en el Sistema Penal AcusatorioLa prueba en el proceso penal acusatorioPresunción de inocencia: principio fundamental en el sistema acusatorio y El delito y la responsabilidad penalteoría, jurisprudencia y práctica; siete ediciones y cuatro reimpresiones en Editorial Porrúa. Fue coordinador del libro La implementación del Sistema Penal Acusatorio

Asimismo, colaboró en obras colectivas editadas por el Inacipe, la UNAM, el IJF, el Instituto de Investigaciones Jurídicas, sin olvidar su participación en publicaciones periódicas especializadas en revistas del IJF, IFDP, Iter Criminis, Criminalia, El Mundo del Abogado, Puntos Finos y Edicta, entre otras; en las tres últimas apareció en portada. Publicó más de cien ensayos de su autoría.

Desde 2017 tuvo el honor de ser miembro de número de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, a la que ingresó como supernumerario en 2015; asimismo, fue integrante de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del PJF, A.C., miembro de la Asociación Nacional de Doctores en Derecho y del Claustro de Profesores de la Facultad de Derecho de la UNAM.

Al formalizar su retiro, se integró de tiempo completo a HÈBO, institución científica y educativa en materia jurídica penal que fue constituida por los doctores Hermes Bohórquez y Marisa Jaramillo.

No es necesario decir que el nombre del magistrado Aguilar López es muy conocido en el gremio del litigio y en los ámbitos académicos, sin embargo, para los penalistas, Aguilar López representaba un enigma, pues fue un juzgador dispuesto no sólo a resolver, sino también a dar una cátedra del tema que había llegado a su tribunal. Estudioso e imaginativo, siempre dio material para producir jurisprudencia, libros y ensayos, tan necesarios en el foro como en el salón de clases.

            Por eso, la migración del tribunal a la cátedra y a la investigación, así como su aspiración para generar un lugar donde se abrevara el Derecho Penal dio inicio a su última aventura académica: HÈBO, institución que, paulatinamente, ha concentrado esfuerzos de difusión, capacitación de alta especialidad y cuyos pendientes son generar investigación, así como la formación de jueces en el país. 

El magistrado Aguilar cerró una brillante carrera judicial tras de sí para dedicarse de tiempo completo a la academia. Pero la pandemia no tuvo reparo en cortar esos sueños y esa prometedora vida en el retiro. Falleció el 5 de abril de 2021.

Tuve el honor de entrevistarlo y, para esta fecha tan triste, me quedo con esta respuesta:

Además de hacer sentir orgullosos a sus padres por este largo camino, ¿qué se ha llevado?

MA: Cuando invité a mis padres a eventos académicos o en relación con la función judicial en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Consejo de la Judicatura Federal y la Facultad de Derecho, donde me hicieron un homenaje como magistrado y académico, en la toma de protesta como juez de distrito y de magistrado de circuito, en mi ingreso a la Academia Mexicana de Ciencias Penales, sentí la satisfacción de poderles decir: “Hasta ahora, misión cumplida; respondo a sus enseñanzas y correspondo a sus esfuerzos”. Los dos me mostraron un inmenso amor y, desde luego, sin lugar a duda, pude sentir el inmenso orgullo de saberme su hijo. Hace poco murieron ambos, pero todavía siento que están vivos, que me bendicen, que nuestra plática no ha terminado…

En la función de juez y magistrado escribí dos oraciones que me acompañaron:

Oración del juez

Señor, Dios mío.

Este día que ejerceré la función de juez que me has encomendado

da fuerza y templanza a mi puño,

para que no vacile ni tiemble al firmar en las sentencias.

Llena mi cabeza de inteligencia para distinguir entre el bien y el mal.

Resolver conforme a derecho, justicia, equidad y seguridad jurídica.

Pero aún más, Señor, llena mi corazón de tu misericordia,

para no olvidar nunca

que a quien juzgo es a un semejante.

Oración del magistrado

Señor, Dios mío, en este día que me encomiendas la función de magistrado

me reconozco ante ti como un hombre lleno de soberbia,

no te pido que me llenes de humildad,

porque ella es de ti, Señor,

sólo te pido que en cuanto veas que más me alejo,

lo más pronto y posible, me llames a tus pies.

            El 5 de abril de 2021, al amanecer, la academia perdió a uno de sus grandes elementos. Los que lo conocimos poblamos las redes de gratos recuerdos que evocaban su animosidad, su don de gentes, su bonhomía, su generosidad y su enorme sabiduría. Los cielos estuvieron grises ese día. 

80 aniversario de la Academia Mexicana de Ciencias Penales

Este 21 de diciembre se llevará a cabo la ceremonia solemne con motivo del 80 aniversario de la Academia Mexicana de Ciencias Penales

Habrá transmisión por medio de la plataforma del Instituto Nacional de Ciencias Penales

¡Acompáñenos!

Hoja criminológica (septiembre de 2020)

La Sociedad Mexicana de Criminología publica puntualmente su hoja, mediante la cual da las noticias sobre las actividades de la propia sociedad y sus integrantes.

En esta ocasión aparecen distintos eventos en los que tuve el honor de participar, tales como el Congreso (virtual) de Derecho Penal organizado por la Facultad de Derecho (UNAM), en la mesa 18 sobre delitos informáticos, así como en el homenaje pedido por sus setenta años como abogado del Dr. Ricardo Franco Guzmán.

Agradezco enormemente al Dr. Rodríguez Manzanera por la cálida felicitación con motivo de mi ingreso a la Academia Mexicana de Ciencias Penales.

Así como agradezco a quienes hacen realidad la hoja criminológica por la reseña al libro

La responsabilidad penal de las personas morales y las nuevas tecnologías, publicado por Porrúa (2020)

esta es la hoja en su versión PDF:

Ricardo Franco Guzmán: 70 años de abogacía

El pasado 7 de junio de  2020 se cumplieron 70 años del examen de titulación del Dr. Ricardo Franco Guzmán, con ese motivo convocamos al INACIPE, a la Facultad de Derecho de la UNAM, a la Barra Mexicana Colegio de Abogados, la Asociación Nacional de Doctores en Derecho y a la Academia Mexicana de Ciencias Penales para rendirle un breve y emotivo homenaje al gran penalista mexicano.

 

La pandemia nos obligo al encierro, pero no nos podíamos quedar con el festejo entre los pendientes.

 

 

IMG_3914

Dr RFG

0e3dffb4-a60f-4f39-a769-24f4b5cc3600390b8244-06cd-46b1-8f0c-ddd80f2fc34695f11b46-cc80-4978-be64-3c52d9f884da37f41241-5020-401c-b178-1a62d980b812c62db98a-9515-46c0-a6d4-3948fc50c6bc copia

 

 

Ricardo Franco Guzmán cumple 90 años

El 7 de febrero de 1928 nació Ricardo Franco Guzmán, extraordinario penalista. Abogado desde 1950 y profesor universitario desde 1953. Miembro de la Academia Mexicana de Ciencias Penales.

Es un privilegio ser su discípulo.

Muchos años más estimado maestro.

Los litigantes en Expediente Inacipe 

Comparto con ustedes la liga del programa transmitido aquel martes 19 de septiembre de 2017
Para acceder al programa :

 

 

Vidaurri, profesor invitado en Honduras. 

El doctor Manuel Vidaurri Aréchiga, autor de esta casa editorial y profesor investigador de la Universidad De La Salle Bajío, participó como docente en la maestría en Derecho penal y procesal penal de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Ante un grupo de estudiantes conformado por jueces, fiscales, defensores, litigantes y funcionarios de alto nivel del sistema de justicia penal del país centroamericano, Vidaurri Aréchiga impartió en un curso intensivo la asignatura Derecho penal y Teoría general del delito los días 24 a 28 de julio del 2017.
Cabe señalar que este es el primer programa académico de su tipo que se imparte en la Universidad Nacional hondureña. Nuestro autor formó parte del grupo de docentes fundadores del mismo, además de haber sido integrado al Comité Investigador de la Maestría.
En el desarrollo del curso, Vidaurri explicó temas relativos al concepto, contenido y función del derecho penal, además de exponer dos tópicos importantes de la teoría del delito: por un lado, la teoría de la imputación objetiva, y por otro, la evolución del concepto y el contenido material de la culpabilidad. Los textos que sirvieron de base para el curso impartido en el posgrado fueron Introducción al derecho penal (OUP, 2012) y Teoría general del delito (OUP, 2013).
Por otra parte, en el marco de su visita académica a la capital hondureña, Manuel Vidaurri impartió una conferencia en las instalaciones del Poder Judicial, cuyos integrantes manifestaron especial interés en la teoría de la imputación objetiva del resultado; esta cuestión fue abordada ante numerosos jueces de sentencia y funcionarios judiciales, quienes realizaron comentarios y preguntas en torno de esta perspectiva teórica.
En palabras del propio doctor Vidaurri, “esta experiencia en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras me permitió, por un lado, ampliar la presencia académica y el intercambio de experiencias con especialistas del derecho penal y, por otra parte, comprobar que las obras editadas por Oxford University Press resultan de especial interés para docentes, estudiantes y funcionarios del sistema penal de aquel país centroamericano”.

Fuente : Oxford University Press México

«Falta explicación»

«Falta explicación»
Para quienes estuvimos en la cátedra del Dr. Ricardo Franco Guzmán, no será difícil entender lo que significa la frase «falta explicación» y es que en el examen final, una mala respuesta o una respuesta incompleta se hacían merecedoras de esa frase que quedaba impresa con un sello que tenía esas dos palabras lapidarias. 
Muchas generaciones aprendieron que un examen con Franco Guzmán no era cosa fácil y había que hacer mucho acopio de conocimientos para eludir la impresión de ese sello. 
En lo particular lo padecí cuatro veces en el mismo número de intentos, pero a su vez, fueron el principio del diario estudio de esta especialidad tan apasionante. 
Hoy, con esa nostalgia recuerdo el sello y con emoción lo recibo (junto con el sello de «mal, véase el art. ____») como un gran legado de cátedra. No para utilizarlo con mis alumnos. Sino para rememorar esos lejanos días de estudiante, cuando todo esto comenzó.

Los litigantes (conversaciones con los grandes penalistas de México) novedad editorial

Tengo el gusto de informarles que el libro Los litigantes, conversaciones con los grandes penalistas de México
Estará disponible a partir de esta semana en la matriz de la Editorial Porrúa (Argentina y Justo Sierra, Centro, Ciudad de México)

Espero sea de su interés

 

 

 

 

 

Reseña del libro El tipo penal y sus elementos 

La revista Foro Jurídico en su número de octubre publicó esta pequeña reseña sobre la primera reimpresión del libro

El tipo penal y sus elementos