Opinión sobre la elección (vía electoral) en sustitución de la forma actual de nombrar ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

Ser ministro de la SCJN en México es una posición de privilegio y alta responsabilidad en el medio jurídico. Para llegar a dicho puesto siempre aparece el debate sobre el hecho que se trate de un juez de carrera o un abogado externo con probada experiencia y suma capacidad. Paradójicamente, este modelo estructural y de elección establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se logró en 1994 y considero que alcanzó un nivel óptimo en la primera década de este siglo. Anteriormente se llegó a tener un lugar para rescatar políticos en desgracia o quienes buscaban una protección especial. 

Llegar a ese puesto no estaba exento del contacto entre los aspirantes con las distintas fuerzas políticas, sin embargo, al final del día el ministro electo lograba su independencia por ser producto de un consenso de mayorías y minorías.

Intentar que los aspirantes entren a las promesas electorales no garantiza contar con mejores juristas sino con personas que fueron fuertemente posicionadas por el poder político y los grupos asesores para elecciones. Tal vez sigamos con una dudosa forma de elegir ministros y tal vez sigan sin llegar los mejores cuadros, pero, al final del día estamos en la mejor posición posible y no debemos minar esa institución con ideas aventuradas.

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