El Instituto Nacional de Ciencias Penales, que nació a instancias de la Academia Mexicana de Ciencias Penales y que ha ganado un prestigio internacional a lo largo de sus casi cuarenta y cinco años, vive horas muy difíciles.
La ley orgánica de la Fiscalía General de la República prevé que el INACIPE se convierta en un área eminentemente administrativa (con la consiguiente terminación de las relaciones laborales que mantiene actualmente) y pierde su carácter de centro público de investigación.
Comparto con ustedes el pronunciamiento que al respecto ha emitido la Academia y ruego su difusión.
Ya en 1993 se tuvo la experiencia de ver cerrar las puertas del INACIPE. En ese entonces vimos cómo se perdieron valiosos ejemplares de su biblioteca para dar paso a áreas de tiro.
Esperamos la consideración de quienes tienen el destino de este Instituto en sus manos.
